10 consejos a tener en cuenta al regar las plantas

regar las plantas

Regar las plantas es sin duda alguna la actividad más básica y recurrente que nos encontramos al hacer el mantenimiento de jardines, de un patio verde o algo modesto como un macetero. Si bien regar es algo muy simple, realmente conlleva una técnica, y aunque cueste creerlo, regar tiene consecuencias negativas si no se hace bien.

Y es que a diferencia de las personas, las plantas no pueden deshacerse del exceso de agua que se les suministra, sino que la acumulan, les produce infecciones, y puede ahogarlas completamente, incluso pudriendo sus raíces. Es por eso que en este artículo te queremos contar cómo hacerlo sin cometer errores.

¿Cómo regar las plantas correctamente?

Y es que no se trata simplemente de regar las plantas, sino también del cómo, del cuánto y del cuándo. Razón por la que hemos enumerado 10 consejos que te pueden ser de utilidad, como también, cosas que no deben hacerse:

El tipo de planta es fundamental, préstale atención

Seguramente quieres saber la medida universal sobre cada cuánto hay que regar las plantas, pero la respuesta es y será siempre un ‘depende de la situación’, ya que no es lo mismo regar un nopal que es una suculenta a una albahaca que requiere agua todos los días.

Si con anterioridad has cuidado diferentes plantas, seguramente te habrás dado cuenta (o lo harás en un futuro), que cada especie aguanta mejor o peor determinada frecuencia de riego. Al pasar algunos días sin agua, algunas seguirán rectas y sanas mientras otras estarán al borde de la muerte.

Por eso debemos informarnos de cada espécimen, y muy preferiblemente, agruparlos por orden de necesidad hídrica. Así tenemos más controlado su mantenimiento.

La tierra también importa

El sustrato es fundamental a la hora de que la planta se alimente, y es que, si usamos una tierra extremadamente arcillosa o una demasiado arenosa, sin ningún balance y de paso compactada, la retención de humedad será muy mala.

Una tierra apta para la vida vegetal debe ser una tierra balanceada y nutritiva, que tenga piedras que fomenten la suavidad y el drenaje de la tierra, tales como la grava o la vermiculita.

Que al momento de regar dejen traspasar el agua sin casi resistencia, pero que, a la vez, la retengan por un periodo razonable de tiempo y que la planta se hidrate ella sola.

Igual que el punto de arriba, el sustrato también debe cumplir una sinergia con cada tipo de planta.

No es lo mismo una planta de jardín que una en maceta

Si sabemos que planta tenemos y que retención de humedad tiene el sustrato que le hemos dado. También deberíamos tener en cuenta otra variable, y que no es menos importante.

El tipo de tierra y de lo que se compone afecta a la cantidad de agua que puede retener, pero también lo determina la cantidad, la altitud respecto a un acuífero y el área que cubre.

Dentro de un tiesto, la tierra se encuentra aislada y suspendida, el agua que ingresa se drena más rápido por gravedad, y la falta de interacción con tierra circundante hace que la retención hídrica sea más fugaz.

Mientras que, en un jardín a nivel del suelo, la oposición de la tierra para deshacerse del agua encharcada es definitivamente mayor, lo que se traduce en plantas más autosuficientes con mucha menos agua.

Esto lo debemos tomar en cuenta, las que están en el suelo no requieren tanto cuidado como las que están solas en una maceta.

cómo regar las plantas

Abrir siempre agujeros de drenaje

Esto solo aplica si usamos una maceta, una mesa de cultivo o un bancal elevado, en general, para todo sustrato separado del suelo.

Si una planta no deja fluir el agua que recibe siguiendo el curso natural de la gravedad, esta se estanca dentro y tardará mucho más en evaporarse, no sin antes asentarse y pudrirse llenándola de microorganismos.

Y, por si fuera poco, el exceso de agua no deja respirar a las raíces de la planta. Lo que, sumado a un posible ataque de hongos, te darás una idea de lo desastroso que es meter una planta en una maceta y que el agua no salga por ningún sitio.

Por eso todas las macetas en el mercado tienen agujeros, y siempre que nosotros queramos crear alguna por nosotros mismos, hay que acordarse de algo tan vital como el drenaje.

Regar las plantas cuando el sol no esté en lo Más alto

Esto es porque cuando echamos agua en un sustrato, este tiene un tiempo promedio para evaporarse, tiempo que está relacionado con la cantidad de calor y radiación que recibe del sol.

Algunos dirán que regar bajo la luz del sol es peligroso porque quema las hojas, argumentando un supuesto efecto lupa, pero esto no es más que un mito urbano, las gotas de agua no pueden operar igual que una lupa.

Al regar sea de mañana o de tarde, lo que hacemos es que las raíces tengan más tiempo para absorber el agua que cuando hay sol directo, tan simple como eso.

Humedecer siempre la tierra, no las hojas

No hay nada de malo en regar las hojas de vez en cuando, pero debe aclararse que según que especies, eso no aporta ningún beneficio más que limpiar las hojas que pueden estar infectadas por alguna plaga como la araña roja o el pulgón.

La planta absorbe agua y se nutre de su sistema radicular, mientras que las hojas cumplen una labor fotosintética. Estas no se secan por el calor porque reciben el líquido de su tronco o tallo. Y las que necesitan el agua son las raíces, más no la parte de arriba.

Si el follaje interviene mucho el camino hacia el sustrato, debe regarse por encima de manera que caiga a este por gravedad, pero nunca debe regarse exclusivamente a las hojas, a menos que se quiera rociar un insecticida o abono foliar, de lo contrario carecería de sentido.

Usa una regadera y evitar las cubetas

Puede tratarse de un vaso de plástico con agujeros o una regadera de las que venden en viveros, pero siempre es recomendable usar algo que distribuya el agua de manera uniforme, y en pequeñas gotas. Asemejándose a como suceden las lluvias en la naturaleza.

Esto porque así se cubre más área del sustrato en la que penetra el agua, y si echamos esta con una cubeta, el chorro de agua será grueso y muy violento para el sustrato, harás que se compacte innecesariamente por la presión, y puedes desplazar tierra dejando raíces al descubierto.

Un riego gentil y constante es siempre lo mejor.

usar regadera para regar plantas

Pon bandejas debajo de las macetas, pero con discreción

Cuando tenemos una flor en maceta normalmente la queremos dentro de la casa o adornada por un plato que le haga juego, lo cual no tiene nada de malo. Pero nos puede jugar en contra si no lo hacemos correctamente.

Y es que como los platos o bandejas tienen superficie plana, estos interferirán con el libre drenaje que anteriormente hemos mencionado. Por lo que las bandejas deben ir siempre acompañadas de grava o piedras ornamentales que dejen fluir esa agua afuera, o en su defecto, la bandeja debe estar agujereada también.

Esto nos puede ser de utilidad, ya que el agua que se acumula entre las piedras, se evapora alrededor de la planta, lo que regula su temperatura y la previene de ciertos insectos.

Cambiar la rutina según la temperatura de tu estación actual

No es lo mismo regar las plantas en los días calurosos de Julio y Agosto (si vives en España) que en los meses fríos de principio de año, el agua no se evapora a igual velocidad y la mayoría de plantas reducen su biorritmo necesitando mucho menos mantenimiento.

Por lo que, en días fríos, debemos reducir el riego incluso a la mitad, y en días de extremo calor, se debe regar al ritmo promedio y aumentar según lo diga el aspecto del sustrato.

Esto igual aplica en climas tropicales, en donde a falta de estaciones, podemos definir los meses fríos como aquellos donde llueve más, y los calientes en donde no llueve nada.

Verificar la humedad relativa de la tierra por ti mismo

Justo como lo lees, el mejor indicador que necesitamos para saber si una planta esta sedienta (además de su aspecto), es lo seca que está su tierra. Esto puede parecer engañoso, ya que la tierra puede verse reseca por encima, pero estar perfectamente húmeda por debajo, sin que nos demos cuenta. Lo cual lleva a riegos innecesarios y dañinos.

Para saber diferenciar, debemos escarbar 3 o 4 centímetros con el dedo o un pequeño instrumento, si el color de la tierra tanto en la superficie como en el fondo es uniformemente seco, entonces nuestra planta necesita agua, pero sí en cambio se ve seco por encima, pero a pocos cm se ve más oscuro, quiere decir que las raíces aún tienen humedad que pueden escudriñar. Y es ahí donde no debemos regar.

Una tierra seca se reconoce por su color menos oscuro, sea de composición arcillosa o arenosa, además, al enterrar un instrumento, la tierra no se pega para nada ni nos mancha, un claro signo de que le falta agua.

¿Conocías la complejidad de regar una planta?

Déjanos saber lo que piensas en la caja de comentarios.

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